martes, 30 de julio de 2013

Capítulo 19 - Josh

-¡JOSH!
Doy un respingo y miro a mi alrededor. Es como si me hubiera trasladado a un lugar sombrío. Hace frío. Estoy en lo alto de un escenario. En frente hay cientos de personas, observándome y con ropas andrajosas. A ambos lados de esta marea de gente hay decenas de cámaras y otras personas que, en este caso, visten con ropas modernas, cómodas, gafas de sol y gorras. Sin embargo, yo y el resto de las personas que hay sobre el escenario, vestimos más elegantes.
-¡Josh! ¡Tienes que presentarte voluntario! ¿Se puede saber que te pasa? - Francis Lawrence se acerca hacia el escenario, apartando a las personas que encuentra a su paso.
-Yo... Yo...
Vuelvo a la realidad. Estamos grabando la Cosecha, pero me he quedado completamente traspuesto.
-Ve a tu trailer y tómate algo. Quiero que vuelvas al cien por cien, ¿me oyes?
Comienzo a caminar y le pido disculpas cuando paso a su lado. Llego a la zona donde están los trailers y, justo cuando voy a entrar al mío, Sam sale del suyo, que está justo en frente.
-¿Josh? ¿Que haces aquí?
Le hago un gesto para que me siga y se aproxima corriendo. Entramos en el trailer y abro el frigorífico. Saco de él un botella de agua pequeña y me la termino de dos tragos. Tomo aire y comienzo a explicarle lo sucedido.
-Francis no debe estar muy contento – dice cuando he terminado de contarle.
-Ya es la segunda vez que me pasa, Sam.
-No ha vuelto a hablarte, ¿verdad?
Niego con la cabeza.
-Y hay más. He estado hablando con uno de sus amigos. Dice que no está bien. Al parecer pasó algo el otro día y se ha separado de todo el mundo. Dice que no sale de su casa y que se ha alejado de su mejor amiga. Estoy preocupado.
Sam suspira y se deja caer en el sofá, junto a mí.
-He encontrado algo que tal vez te sirva. Toma.
Me entrega una pequeña tarjeta: “Clases nocturnas de idiomas. Nos ajustamos a cualquier horario. Las clases pueden impartirse en su domicilio o en nuestra academia” y a continuación aparece una dirección de Atlanta.
Miro a Sam interrogante.
-¿Para qué quiero esto?
-Para aprender español. -vuelvo a mirara la tarjeta.
Sam se levanta de mi lado y vuelve a frigorífico. Saca de él una lata de Coca Cola y me la entrega.
-Toma. Vas a necesitar muchas de estas para aprender español y grabar todo lo que queda en una semana.
-Eres el mejor – me levanto con la lata en una mano y la tarjeta en la otra. La guardo en mi bolsillo y despeino a Sam.
-Lo sé – dice este satisfecho.
Salgo del trailer con mi lata en la mano y con una enorme sonrisa en la cara.


La siguiente semana se basa en grabaciones, clases de español, estrés y más estrés, falta de sueño pero, sobre todo, en bebidas energéticas.

domingo, 28 de julio de 2013

Capítulo 18 - Ana

Me miro por décima vez al espejo y me hecho otra capa más de maquillaje bajo los ojos. Nada, mis ojeras siguen intactas. Cojo mi mochila y salgo corriendo hacia clase. Cuando llego al instituto los pasillos están vacíos. Lo que significa que las clases ya han comenzado. Llego a mi clase y llamo a la puerta.
-¿Se puede?
-Llegas tarde, Ana. - el profesor de matemáticas me mira con el ceño fruncido.
-Lo siento – susurro.
-Siéntate.
Miro a mi alrededor. El sitio en el que suelo sentarme, junto a Estefi, está ocupado por Álex, así que decido sentarme al final de la clase.
-Lo siento , pensaba que no venías – me susurra Álex cuando paso por su lado.
Le hago un gesto con la mano, indicándole que no tiene importancia. Me siento en la última mesa, al lado hay otra vacía. Saco mis cosas y me dedico a mirar a la pizarra, fingiendo que pongo atención en las clases.
Al rato la puerta vuelve a abrirse y aparece un chico alto y esbelto, rubio. Lleva unos vaqueros negros y un jersey marrón claro que se confunde con su tez morena. El efecto es inmediato, a Estefi se le cae el bolígrafo con el que jugueteaba entre sus dedos, la espalda de Álex se tensa y la clase se llena de murmullos. Yo me limito a abrir mucho los ojos.
-Llega tarde, Juan.
-Lo siento señor – al igual que antes de marcharse, su voz sigue siendo educada, en eso no ha cambiado ni cambiará - Estaba hablando con el director, ni siquiera sabía cual era mi clase.
Sin duda alguna, era él el que mantenía a Adrián y al resto de sus amigos fuera de la mala vida. Entonces me encaja el cambio de Adrián. Cuando se fue Juan se hizo piercing y empezó a vestirse con chándal, a ser un medio delincuente. Ahora que Juan había venido todo volvía a la normalidad.
-¿Vuelves con nosotros? - pregunta el profesor, sin evitar sonreír.
-Sí. Me dieron a elegir entre quedarme en Barcelona y volver, no lo dudé ni un segundo.
Observo como por el rabillo del ojo mira a Estefi.
-Está bien. Siéntese donde pueda.
Echo un rápido vistazo a la clase y se me cae el alma a los pies. Sólo hay un asiento vacío. Estefi sigue a Juan con la mirada mientras este se acerca a mí y se sienta a mi lado. Me pego al extremo opuesto de la mesa.
-Gracias por contestar a todos mis mensajes – comenta por lo bajo.
Me giro y lo observo con atención. Está guapísimo, mucho más de lo que estaba cuando se fue. Bajo sus ojos verdes tiene una zona oscura. Se gira también y me observa atentamente.
-Parece que no has dormido.
-Se podría decir lo mismo de ti, ¿no?
Se encoge de hombros.
-No he estado de humor para dormir últimamente. - nos quedamos en silencio - ¿Y tú tampoco has dormido?
-Justo lo contrario. He dormido cerca de veinticuatro horas desde la última vez que te vi.
-¿Has llorado? - su tono de preocupación hace que lo mire de nuevo y su expresión me lo afirma. Sí, está preocupado. Pero no estoy de humor para responderle, así que vuelvo a girarme - ¡Oh, vamos! ¿Encima de que me preocupo por ti no me lo dices?
-Como si te importase mucho – digo, resoplando.
-Pues sí, me importa. Siempre te he tenido mucho cariño, lo sabes.
-Déjame en paz, Juan – se me quiebra la voz y los ojos se me nublan.
-Ana – alarga la mano y agarra la mía, pero yo la retiro con violencia justo cuando una lágrima cae por mi mejilla. - ¿Por qué no respondiste a mis llamadas?
-¿Que por qué? - me enfrento a él y me giro, a pesar de que ya he comenzado a sollozar – No solo fue Estefi la que no sabía nada de tu partida hasta que te fuiste. Eras mi mejor amigo y yo tampoco sabía nada. De repente me vi sola sin nadie con quien desahogarme.
-Si te llamé fue para saber como estabas. Para que me informaras de lo que ocurría.
No le respondo. Termino de sacar mi agenda y la libreta y comienzo a hacer los ejercicios que el profesor de matemáticas está haciendo en la pizarra. La clase transcurre lenta, muy lenta. Tras lo que parecen horas, miro el reloj. Sólo faltan veinte segundos para el final de la clase, así que empiezo a recoger las cosas.
-Es difícil contestar a las llamadas si te pasas días encerrada en tu habitación llorando.

Me levanto justo en el momento en el que suena la sirena y salgo apresurada de la clase.

viernes, 26 de julio de 2013

Capítulo 17 - Josh

-No me responde. Llevamos dos días sin hablar. No hay rastro de ella, ningún twit, ningún mensaje...
Sam se pone de pie de golpe, arrastrando la silla.
-¡Deja de dar golpecitos en el suelo con el pie!
Miro hacia abajo y paro de mover los pies. Ni me he percatado de lo nervioso que estoy.
-Lo siento – digo en un susurro.
-Cambiemos de tema. ¡Dentro de dos semanas son vacaciones!
-Sí, que alegría – digo sin entusiasmo.
Sam vuelve a sentarse y me mira serio.
-Tal vez esté sin Internet. Si tanto te importa, llámala.
-Claro que sí – me levanto y me dirijo a la ventana, abriéndola de par en par. Saco la cabeza por ella y comienzo a gritar: - ¡Ana, respóndeme! ¡Necesito saber qué tal te ha ido el fin de semana! ¡Contest... - cayo de golpe, percatándome de la situación que tengo delante. Poco a poco noto como el calor sube por mis mejillas.
Sam se acerca corriendo y se asoma a la ventana. Después se aparta y comienza a reírse a carcajada limpia. Por debajo de la ventana está Jena Malone, mirándome interrogante.
-Lo siento mucho Jena, hoy definitivamente estoy gafado.
Poco a poco voy escurriéndome hacia abajo hasta que consigo desaparecer por completo de la ventana. Me giro y veo a Sam retorciéndose en el suelo y con las lágrimas saltadas.
-Pobre Jena – consigue decir, aunque enseguida comienza a reír de nuevo – Debes de haberle provocado un trauma.
-Estúpido – me acerco y le doy una colleja – Ha sido tu culpa, me has dicho que llamara a Ana y por seguirte el rollo ahora creerá que estoy loco.
Sam sigue riéndome, lo que no ayuda a rebajar el actual color de mis mejillas.
-Me refería al móvil, ¿qué se supone que hacías gritando por la ventana?
-¿Qué móvil?
Sam se atraganta de tanto reír y comienza a toser. Yo aprovecho y le golpeo la espalda con más fuerza de la necesaria.
-¿No te ha dado su número? - pregunta.
-¿A mí? No.
-¿En serio? ¿Hablas con una fan y lo primero que te dice no es su número de teléfono? Esa chica es rara, Josh – se incorpora y se deja caer en el sofá.
-No es rara, ya te dije que es diferente.
-Josh, estás llevando el tema a un punto demasiado... demasiado... - chasquea los dedos.
-¿Exagerado?
-No, no es eso. Da igual. La cuestión es que esa chica es una adolescente. Ya sabes, esas que tienen las hormonas revolucionadas, a las que no hay quien les ponga un límite. Puede que la hayan castigado.
-Sam – lo corto antes de que siga diciendo tonterías – Puede parecerte una locura, pero he releído los mensajes una infinidad de veces y ha pasado algo. El sábado pasaba algo. El sábado es cuando la llamaba su ex y cuando éste iba a reencontrarse con el ex de su mejor amiga. La conozco, es una buena chica, no la castigarían. Es raro.
-Josh – Sam me pone una mano sobre el hombro – deja que pase esta semana y si no te habla, tienes mil formas de encontrarla.

Asiento, aunque sólo espero que se equivoque y que no deje de hablarme. Me lo prometió.

miércoles, 24 de julio de 2013

Capítulo 16 - Ana

-¡Mamá! – grito desde la puerta de mi habitación, rezando para que mi voz sea normal a pesar del nudo que tengo en la garganta – No me despiertes.
-¿Ocurre algo, Ana? – oigo los pasos de mi madre y temo que venga hasta aquí, así que me doy prisa en improvisar algo.
-Estoy enferma. Pero seguro que se me pasa si me quedo mañana todo el día en la cama. No te preocupes.
Entro corriendo en mi habitación y cierro la puerta. Me tumbo y comienzo a llorar. El dolor de cabeza aumenta por momentos. Hasta que llega al punto en el que desaparece o, mejor dicho, dejo de ser consciente de él. Me duermo, preguntándome cómo es posible que alguien pueda cambiar tan radicalmente de personalidad.

Alguien me zarandea. Abro poco a poco los ojos y veo una luz cegadora.
-Por dios, mamá. Apaga la luz. – me estiro sobre la cama hasta alcanzar el interruptor que hay junto a la mesita de noche y me tumbo de nuevo una vez que he recuperado la oscuridad.
-No soy tu madre. – dice una voz triste.
Me quedo callada. Mi madre la habrá dejado entrar pensando que ella podría averiguar cómo me encuentro.
-No quiero hablar contigo. – contesto de mala gana.
-Venga. ¿Tú eres la que está mal? ¿En serio?
-¡QUE ME DEJES! – Me incorporo y le tiro la almohada con toda la fuerza que tengo.
A través de las lágrimas veo como ella sacude la cabeza, con la mirada fija en el suelo. A pesar de la negrura, advierto que se le han formado unas enormes ojeras bajo los ojos.
-Deberías intentar arreglarte. Mañana es lunes y tenemos instituto. Dudo que puedas arreglar el desastre que estás hecha en una hora – aunque intenta sonar irónico, se nota que no está de humor para bromas.
-¿Vas a volver con él? – le pregunto cuando ya ha cogido el pomo de la puerta para marcharse.
-¿Vas a darle otra oportunidad a Adrián?
Nos quedamos en silencio. ¿Es eso un no?
-Una respuesta no se responde con otra.
Ella me mira con tristeza, pero continúa su camino y sale de mi habitación justo después de desearme buenas noches.

Cojo el móvil y se me cae el alma a los pies. Ya es domingo y son las seis de la tarde. También veo que tengo mensajes en Twitter, pero no puedo responderlos ahora. ‘Ni ahora ni en unos cuantos años’ me digo a mí misma. Apago el móvil, sabiendo que aun así, mañana la alarma será puntual. Me doy cuenta de que, a pesar de que llevo casi veinticuatro horas durmiendo, estoy tan cansada como si hubiera estado semanas sin dormir. Y, como imaginaba, vuelvo a quedarme dormida en un par de minutos.

lunes, 22 de julio de 2013

Capítulo 15 - Ana

'Necesito hablar con vosotras. ¿Puedes avisar a Estefi? Nos vemos en el parque: zona de skate, junto a la fuente'
-¿De quién es? - pregunta Estefi asomándose por encima de mi hombro.
-No lo sé, es un desconocido. Pero parece Álex, ¿no crees?
-Sí – vuelvo a leer el mensaje, extrañada. - Pero, ¿por qué no nos ha mandado el mensaje desde su móvil?
-Tal vez esté sin batería y se lo haya pedido a Javier o a alguno de sus amigos.
Me encojo de hombros.
-Entonces, ¿vamos?
-Claro.
Estefi se pone de pie y yo la imito. Mientras la espero en la entrada de su casa, recoge su móvil y sus llaves. Justo cuando vamos a salir, la puerta se abre y entran su madre y su hermana.
-Hola Ana – saluda con voz cantarina y me da una abrazo a la altura de mis rodillas.
-Hola Isa – la saludo despeinando sus rizos.
-¿Dónde vais? - pregunta la madre de Estefi.
-Al parque. ¡Vamos Ana! - exclama Estefi desde la mitad de las escaleras.
-Ya voy – Isa me suelta y salgo corriendo detrás de su hermana – Hasta luego.

-Esto está demasiado tranquilo.
Hemos llegado al parque, donde no hay ni un alma.
-Me extraña que Álex quiera quedar con nosotras un sábado. Siempre se va con los de su grupo, ¿no?
Ella se encoje de hombros. Cuando llegamos a la fuente me fijo en que sólo hay un chico por allí, sentado en un banco de espaldas.
-Ese no es Álex, ¿verdad? - le pregunto a Estefi.
-No – contesta ella. - Parece...
-Estefi vayámonos. - me mira extrañada, pero yo no aparto la mirada del desconocido. - ¡Vamos!
-¿Por qué?
-¡Ese no es Álex! - cojo a Estefi de la mano y tiro de ella hacia atrás, pero se resiste – Álex está con sus amigos. El del mensaje no era él, era...
Pero no llego a terminar la frase. Alguien me coge de la cintura y me alza en el aire, colocándome sobre su hombro. Suelto la mano de Estefi por el sobresalto, pero ella no se inmuta. Permanece mirando al desconocido que en ese momento se levanta y se da la vuelta.
-¿Juan? - pregunta esta, cuando el chico ya solo está a dos metros de ella.
-Estefi – el chico coge la mano que hasta hace un minuto yo sujetaba.
No veo nada más, uno árboles me ocultan el momento. El extraño que me ha cogido me lleva fuera del parque. Pataleo y me retuerzo.
-¡Suéltame imbécil!
Oigo el motor de un coche al ralentín que no veo al estar de espaldas. El extraño se agacha y me mete en el coche, pero con mis patadas acabo dándome con el techo en la cabeza.
-Tío, ¿quieres tener más cuidado? - pregunta el conductor. Me estremezco al oír de nuevo su voz.
Se cierra la puerta de atrás y el chico que me ha llevado en brazos se monta en el asiento del copiloto.
-No se estaba quieta.
Rebusco en mi bolsillo y saco el móvil. Procurando que no me vean por el espejo retrovisor llamo a la primera persona que se me ocurre. Al tercer toque, contesta.
-¿Ana?
-¡Álex ve al parque, a la fuente! Estefi...
Unas manos me arrebatan el móvil, las manos del conductor, quien corta la llamada.
-¿Vas a hacer algo bien por una vez en tu vida? - le grita al copiloto. - ¡Llama a Juan y dile que el paleto va para allá!
-¡No llames paleto a Álex!
Me lanzo hacia el asiento del conductor y alargo el brazo hasta clavarle las uñas en la cara. El coche da un volantazo y casi se sale de la carretera, pero el conductor lo controla.
-¿Estás loca? - pregunta con temor en la voz - ¿Pretendes matarnos a los tres?
-¡Bájame del coche! ¡Tengo que estar con Estefi!
-Por si no te has dado cuenta, Estefi está manteniendo una conversación.
-Y deja de gritar, no es para tanto.- me contesta el copiloto.
El conductor frena hasta detener el coche.
-Bájate y llama a Juan.- el otro hace lo que le dice y baja del coche.- ¿Quieres sentarte aquí delante? – dice, girándose para mirarme.
-Lo que quiero es estar lo más lejos posible de ti, Adrián.
-De acuerdo.
De nuevo, el coche arranca. Tras unos minutos de silencio soy incapaz de seguir callada.
-¿Dónde me llevas?
-A dar una vuelta por la ciudad. Luego te dejaré en el parque.
-¡Bájame ahora!
-¿No lo entiendes? – da un frenazo y detiene el coche. Miro por la ventanilla y descubro que estamos en el mirador de la ciudad – Ven aquí delante, Ana. Vamos a hablar.
Al principio lo dudo, pero me decido y salto por entre los asientos hasta sentarme junto a él.
-¿Qué quieres?
-Juan ha venido y lo primero que me dijo fue que necesitaba hablar con ella. Está hecho polvo.
-¿Él? ¿Hecho polvo? – no sé si reír o empezar a gritar, así que opto por lo primero.
-Sí, él. – Adrián me mira interrogante por mi reacción.
Me fijo en que se ha quitado todos los piercing que le adornaban la cara y se ha peinado como se peinaba cuando salíamos juntos. Su ropa también es distinta, en vez de chándal, lleva vaqueros. Es exactamente igual que el chico al que quise durante un año.
-Adrián, él la dejó – consigo decir cuando me he tranquilizado – El mismo día que se iba a vivir a Barcelona la llamó y le dijo que la dejaba porque se iba. Estefi no tenía ni idea de que se mudaba.
-Lo hizo así porque hasta el último segundo tenía la esperanza de quedarse, pero no.
-Debería haberla prevenido, decirle que tal vez se iba a ir y no iba a volver a verla en meses o años.
-¿Y no crees que eso hubiera hecho que Estefi sufriera? – me mira a los ojos, son unos ojos serenos, diferentes a los que he visto constantemente estos últimos meses – Estefi hubiera pasado noches sin dormir pensando en una relación a distancia, algo en lo que ambos sabemos que no cree. ¿Me equivoco?
No contesto, porque sé que tiene razón.
-Llévame a casa.
-¿Por qué?
-Quiero pensar – tengo la vista clavada en sus rodillas.
Sin decir una palabra más, arranca el coche y comienza a conducir. Aunque no tiene el carnet, lo hace perfectamente. En un par de minutos hemos llegado a la puerta de mi casa.
-Gracias por traerme – me dispongo a bajar, pero su cálida mano me sujeta por la muñeca. Me giro, cansada - ¿Qué?
-¿Vas a darme otra oportunidad?
Tras unos segundos de silencio, contesto:

-No.

sábado, 20 de julio de 2013

Capítulo 14 - Josh

-Pero si llegas puntual, no me lo creo. ¿Tu chica te ha dejado plantado y no se ha reunido contigo puntualmente vía Twitter? - la ironía en la voz de Sam me hierve la sangre.
-Sam, déjalo ya, ¿quieres? - Liam está sentado a su lado- Hola Josh.
-Gracias, Liam- recalco su nombre.
En ese momento Francis llama a Liam y este se marcha, dejándonos solos a Sam y a mí. Guardamos silencio hasta que llega Jenn, con unas ojeras enormes.
-¿Qué te ha pasado Jenn? - Le pregunto.
Sam a mi lado resopla con fuerza.
-Estrés, Josh. Es lo que uno siente cuando se le acumula el trabajo y no tiene tiempo para descansar.
-Sé lo que es el estrés, Sam- alzo la voz y me giro para mirarlo a la cara, con el ceño fruncido. 
-¡Callaos de una vez! - Jenn se deja caer en la silla que hay frente a nosotros - ¡Estoy hecha polvo y de lo que menos ganas tengo es de tener que aguantar vuestras tontería! - La cara de Jenn comienza a adquirir un tono rojo chillón.
-Tranquila, Jenn - intenta calmarla Sam.
-¡No! Está mal, Sam. Deja de hablarle a Josh así, él tiene tiempo libre con el que puede hacer lo que quiera: ir al cine, de vacaciones, estar hasta la madrugada con el ordenador... Como si quiere irse a trabajar en su tiempo libre. ¡Es su tiempo! Puede hacer lo que quiera y no somos nadie para regañarle.
Se hace el silencio y ambos miramos a Jenn boquiabiertos.
-Gra-Gracias Jenn -tartamudeo.
Me hace un gesto con la mano, quitándole importancia. En ese momento Francis la llama y se marcha sin dirigirnos una mirada.
-Supongo que tiene razón. No tengo derecho a decirte que tienes que hacer. Lo siento Josh.
-No importa, Sam. Me alegra que se te haya pasado el momento borde.
Aún con la mirada puesta en el suelo, puedo ver como sonríe.
-Entonces hablas con la chica, ¿no?
-Sí – contesto.
-¿Y puedo saber de qué?
-De nada en particular – respondo, quitándole importancia.
-Josh, lleváis una semana hablando. Si no tuviera importancia, sería la típica conversación de me encanta como actúas, me encantaría conocerte, eres mi amor platónico...
-Ella no es así – lo corto. Y en seguida me arrepiento de haberlo hecho.
-¿Te gusta?
-¿QUÉ?
-¿En serio tengo que repetir la pregunta?
Me quedo callado.
-No me gusta. Sólo te digo que es diferente. Es una adolescente como otra cualquiera pero no está obsesionada conmigo. - aguardo un momento antes de seguir hablando - Hablamos como si fuéramos amigos que viven en dos países muy lejanos, como si yo no fuese famosos. Y es agradable poder hablar con alguien en ese plan.
Justo cuando termino de hablar aparece Francis.
-¿Josh? Te toca.
-Ya voy – contesto poniéndome en pie.

-Te conozco, Josh – comenta Sam detrás de mí – En un mes habrás ido a España a visitarla.

jueves, 18 de julio de 2013

Capítulo 13 - Ana

'¿Qué tal la semana?'
'Estoy agotado. Francis quiso recuperar el día perdido, y lo ha conseguido. Además, Sam se ha pasado toda la semana sin hablarme, está mosqueado. ¿Y la tuya?'
'Pobrecito. ¿Qué le has hecho a Sam? La mía ha sido...rara y difícil.'
'Yo no le he hecho nada, es un borde. Está de mal humor siempre. ¿Y eso? ¿Se solucionó lo de Álex y Estefi?'
'Sí. Bueno... Más o menos. Hablaron y decidieron quedar como antes de lo que pasó.'
'Entonces, ¿ha pasado algo en especial para que haya sido rara?'
Dejo de escribir, reacia a contarle qué me ha pasado. Ni siquiera sé qué ha pasado. La semana comenzó catastrófica, con un examen de matemáticas suspenso, una discusión de amigos y una falta de atención en todas las clases. Pero eso no ha sido lo peor. Cada vez que caminaba con Estefi y nos cruzábamos con un amigo de Adrián o de Juan, se quedaban mirándonos hasta que nos perdían de vista. Aunque claro, Estefi ha estado tan distraída por el tema de Álex que ni se ha dado cuenta y cree que estoy paranoica.
'Nada. Creo que estoy un poco rara. Estefi cree que estoy obsesionada con imaginarme cosas'
'Cuéntamelo'
'¿Qué?'
'Aunque no te conozca y solo lleve una semana hablando contigo, sé cuando me ocultas algo'
Suspiro. Este chico es mucho más listo de lo que pensaba.
'¿Seguro que no le has hecho nada a Sam'
Intento cambiar desesperadamente de tema.
'Nada. Sólo cree que soy un vago y se compadece de Jenn por tener que convivir conmigo.'
'¿Y por qué cree que eres un vago?'
'Por pasarme todo el día con el ordenador. Algo que es mentira, sólo lo cojo por la noche y por la mañana, cuando estoy libre de las grabaciones. No me cambies de tema'
Parecía estar funcionando, pero me he equivocado.
'Está bien. Tengo el ligero presentimiento de que va a pasar algo con el grupo de Adrián, y en ese algo Estefi y yo estamos metidas'
'¿Adrián ha vuelto a llamarte?'
'Aún no, pero lo hará. Estamos a viernes, seguramente mañana. Aunque no estoy muy segura, mañana creo que se va a Barcelona'
'Tal vez sean imaginaciones y no pase nada. ¿Qué te hace pensar lo contrario?'
Suspiro. En ese momento llaman al timbre de mi casa.
-¡Ya voy! - grito desde la habitación, sé que quien sea me oirá.
'Sí, seguramente sean imaginaciones mías. Bueno, ¿hablamos más tarde? He quedado'
'Está bien. Yo también me voy a rodar, a ver si Sam deja de estar mosqueado'
'Suerte'
Apago el ordenador y corro hacia la puerta, esperan que quien haya tras la puerta no se haya ido. Abro y me encuentro con Estefi y Álex.
-¿Decías que Adrián se iba a Barcelona?
-Sí – contesto, temerosa,
-Pues estaba rondando por tu barrio hace como unos tres minutos. Y no tenía pinta de tener mucha prisa para coger un avión.
-¿En serio? - frunzo el entrecejo - Estaba casi segura de que se iba.
Me aparto de la puerta y los dejo pasar. Pasamos al salón y nos sentamos en el sofá.
-¿Qué hacemos hoy? - pregunta Álex.
-¿No haces skate hoy? - le pregunto.
-¿Un viernes?
-Vuelva a la Tierra, Ana – dice Estefi desde la otra punta del sofá, quien hasta ahora había parecido ausente- Álex siempre nos ha dedicado los viernes a nosotras. Los sábados nos abandona, ¿verdad? - se inclina a un lado y le guiña un ojo a Álex, que está detrás de mí.
Me giro y veo que este se pone colorado. Frunzo el entrecejo y me dejo caer en el sofá.
-¿Cine y Domino's?- pregunto pasado un rato.

-¡SÍ! - contestan los dos a la vez.

martes, 16 de julio de 2013

Capítulo 12 - Josh

-¡JOSH DESPIERTA!
-¿Qué? ¿Qué ocurre?
Con un salto despierto de golpe. Me froto los ojos e intento enfocar la situación que tengo delante. Sam está zarandeándome con fuerza y Liam se encuentra a su lado.
-¡Que llagas tarde! -Grita Sam- Quedamos a las 3 con todo el equipo, son las 2. - dice señalando al reloj que lleva en la muñeca.
Me levanto corriendo. Había olvidado por completo la comida con los demás. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que anoche me quedé durmiendo en el sofá. No solo lo veo, sino que también lo noto en el agudo dolor de espalda. No puedo creer que estuviera hasta las tantas hablando con ella.
Mientras me ducho, oigo las voces de Sam fuera.
-Por suerte nos hemos encontrado con Jenn. Nos ha dicho que estabas durmiendo en el sofá y, puesto que lleva semanas sin descansar, ha sido tan amable que no ha querido despertarte porque sabía que acabaría gritándote. Si lo llego a saber la mando a ella para que te ponga derecho como una vela. Sería algo digno de ver. Imagina el enfado que tiene. Ella muerta de sueño se acostó nada más termina de grabar y se ha despertado puntual para verte ahí roncando en el sofá y...
-¡Yo no ronco! - grito desde la ducha.


-Resulta que tú has pasado la haciendo el tonto y ahora te crees que tienes derecho de despertarte a las dos.
-Cálmate Sam, no es para tanto- lo interrumpe Liam a su lado.
-¡No me digas que me calme! ¡Se tiró ayer hasta las tantas con el ordenador! Creo que no es necesario que cotillee para saber con quien estuviste hablando, ¿verdad, Josh?
Termino de ducharme. Abro con fuerza la puerta y observo fijamente a Sam. Después lo apunto con el dedo.
-Ni se te ocurra tocar ese ordenador.
-¿Y bien? ¿Cómo se llama la chica misteriosa?
Liam a su lado nos mira a uno y a otro, incómodo, sin entender nada de lo que estamos hablando.
-Ana - respondo sin apartar la mirada.
-¿Y de qué hablasteis?
'No te importa' me gustaría contestarle. Pero eso solo puede ocasionar que me arrebate el ordenador y lo mire por él mismo.
Recuerdo la conversación que tuve anoche con ella. Me hizo sentir joven, como si hubiera vuelto a nacer. Me esforcé e intenté ponerme en su piel, saber cómo se sentía y como debía actuar. Ha sido una de las cosas más divertidas que he hecho nunca. Interpretar el papel de un adolescente, ser un adolescente.
Pero esto no voy a contárselo a Sam.
-Nada – respondo, justo antes de abalanzarme sobre mi portátil para impedir que él lo coja antes.
Y, por primera vez, cumplo mi misión.

domingo, 14 de julio de 2013

Capítulo 11 - Ana

-Entonces, ¿me perdonas? Debería haberme dado cuenta que después de lo que Adrián dijo no podías estar al cien por cien segura. No debería haberlo impulsado a que te lo dijera.
-Claro que te persono, tonta – Estefi cruza los dos metros que nos separan y me da un abrazo.
-¿Hablaste con él?
-Sí dice sorbiéndose la nariz – lo llamé y le expliqué cómo me sentía.
-¿Y que dijo?
-Que se lo tenía que pensar y... Mierda, ahí viene.
Me giro para nada disimuladamente y veo como Álex se aproxima hacia nosotras.
-Hola – saluda con una sonrisa, aunque sin alegría - ¿Sabéis hacer el problema 10 del trabajo de matemáticas?
Siento como tanto él como Estefi me miran, lo que hace que me sienta bastante incómoda.
-No, no lo sé hacer – respondo finalmente – Y no me miréis así. Soy buena en matemáticas pero esto no sé hacerlo.
-¿Y Josh? - pregunta Estefi.
-Él tampoco sabe resolverlo – digo mirando al suelo y siento como se me sonrojan las mejillas al recordar la larga conversación que he tenido con él dos horas antes.
Le había contado un breve resumen de cómo había sido el último año de mi vida: que había salido con un chico llamado Adrián a la vez que mi mejor amiga salía con su amigo Juan, que el chico me había dejado por otra pero que seguía llamándome todas las semanas, que Juan se había ido a vivir a Barcelona y había cortado con Estefi de la forma más cruel posible y que aquella tarde había fracasado al intentar que Estefi y mi mejor amigo saliesen juntos por culpa de un infortuito encuentro con Adrián. Estaba muy preocupada pensando que no le importaría, que dejaría de hablarme. Teniendo en cuenta que el tenía 20 años, mis problemas debían de ser chiquilladas. Pero no, Josh me había sorprendido y me había hecho muchas preguntas, interesado por el tema, y había intentado ayudarme dándome consejos.
'Gracias por haber dejado que me desahogara contigo. Has sido muy amable, Josh' le había dicho al terminar de contarle mi vida.
'No me las des. Me ha encantado escuchar cuales son los problemas que tiene los adolescentes. Por fuera parecen leves pero seguro que para ti son una pesadilla'
'Sí, aunque eso lo sabes mejor que nadie. También has pasado por esto.'
'No, te equivocas. Yo no fui un adolescente. Pasé de la infancia a la fase de adulto. El cine me obligó a crecer demasiado rápido'
'A ninguna persona deberían quitarle su juventud, es horrible.'
'No dejes nunca de hablarme, Ana. Eres como la amiga de la adolescencia que nunca tuve. Si yo no te hablo será por motivos de trabajo, pero me gustaría que no dejaras de hablarme sobre ti, ¿vale?'
'Será un placer'
'Ayudame a vivir lo que nunca pode vivir'
'Te prometo que lo haré'

Y aquí estoy yo, en el instituto, a punto de entregar un trabajo y hacer un examen de matemáticas. ¿Cómo voy a poder concentrarme? Es imposible. A miles de kilómetros de distancia está la persona que me impide poner los pies en la tierra, la persona que ha conseguido que uno de mis sueños se haga realidad.

-¡ANA!
Grito, sobresalta. Estefi me zarandea por los hombros y Álex me mira con preocupación.
-Estefi...para de... moverme – digo entre sacudida. Ella deja de moverme y me mira interrogante – Estaba en otro mundo.
-Sí, ya se ve. ¿En qué piensas? Te estaba diciendo que si Josh te dijo que no sabía hacerlo, no vi ningún twit.
-Si, esto – aún estoy en mi mundo así que me cuesta un poco volver a centrarme – me lo dijo por mensaje directo.
Estefi suelta un gritito ahogado y se tapa la boca con las manos.
-¿Te sigue? - pregunta Álex por ella.

Yo asiento con timidez y, justo en ese momento, llega el profesor de matemáticas y entramos en el aula. Preparada para hacer el peor examen de la historia.

viernes, 12 de julio de 2013

Capítulo 10 - Ana

Cuando despierto ya ha anochecido, lo que significa que mis padres ya deben haber llegado de su maravilloso viaje a París, sin mí, y también significa que aún me quedan un par de horas para dormir. Doy vueltas y más vueltas pero no puedo volver a pegar ojo, así que me levanto y cojo el móvil. Efectivamente, aún quedan tres horas para que empiece el instituto. Tengo una llamada perdida de Álex y dos de Estefi, otra de un número desconocido, por suerte silencié el móvil antes de irme a dormir.
Enciendo la luz y busco en el armario lo que me voy a poner para ir al instituto. Elijo unos pantalones vaqueros oscuros y un jersey color carne. Me tiro de nuevo sobre la cama, sin saber qué hacer ahora. Vuelvo a coger el móvil y comienzo a investigar.
-Mierda- digo en mitad de la oscuridad. Tengo un mensaje de Josh al que no contesté.
'Bueno, te deseo suerte con tu trabajo. Ha sido un placer hablar contigo'
Suspiro. Esto parece el final de nuestra conversación y solo espero poder volver a sacarle conversación.
'Muchas gracias, lo mismo digo. Espero hablar a menudo contigo'
Lo envío y vuelvo a quedarme parada. Son las 5, ¿qué hago yo ahora hasta las 7? Cojo los auriculares y los enchufo al teléfono. Voy al reproductor y selecciono el nuevo disco de MUSE, perfecto para terminar de despejarme. Miro los twits de Estefi y Álex, pero ninguno a puesto nada que se refiera al incidente de ayer. Paso y miro los de Adrián, aprovechando que Estefi no puede arrancarme el móvil de las manos. Tampoco hay nada emocionante, solo conversaciones con sus amigos. Pero una de ellas me llama la atención, una en la que habla con su amigo Juan y le dice que espera verlo el sábado. ¿Se va Adrián a Barcelona a visitar a su amigo? Aunque finjo que no me importa, en realidad tengo curiosidad por saber a qué va a Barcelona.
Un timbrazo hace que pegue un saltito. Un nuevo mensaje en Twitter, ¿quién puede mandarme un mensaje a estas horas? Cuando veo quién lo ha mandado, siento como si algo revoloteara en mi estómago. Es un mensaje de Josh y me pregunta qué hago despierta a estas horas. ¿Sabe la hora que es en España? No puedo evitar soltar una risa tonta.
Le respondo con la verdad: ayer fue un día muy duro y me acosté excesivamente temprano.
'¿Quieres desahogarte y contarme tu día difícil?' me pregunta.
Tomo un largo suspiro. ¿Esto está sucediendo? Miro el reloj, en Atlanta deben ser cerca de las doce de la noche.
'Es mu aburrido. Además, allí es un poco tarde, ¿no?'
'No te obligo a contestar. No tengo sueño y estaría bien entretenerme con algo'
'¿Aunque sea una tontería de adolescentes muy aburrida?'
'¿Por qué no? Estaría bien conocer algo de los problemas de adolescentes'
Ante esto me quedo un poco aturdida. Él ha sido un adolescente, ¿no debería conocer estos problemas? Pero decido no preguntarle y me lanzo a contarle lo perfecto que fue mi día de ayer.

miércoles, 10 de julio de 2013

Capítulo 9 - Josh

Caigo sobre el sofá, agotado. He estado alrededor de doce horas grabando y sólo he descansado para comerme un bocadillo ridículo. Me muero de hambre. Me acerco al frigorífico y saco lonchas de bacon para freírlas. Desde que entré a formar parte de esta familia formada por los actores, director , productor y equipo técnico de The hunger games, trabajo como nunca y apenas duermo. Toda esta prisa se debe a que Jenn, la protagonista, debe empezar a grabar otra película a finales de año. Vamos contra reloj.
Por suerte, mañana es día libre de grabación porque Francis Lawrence, el director, tiene que ir de Atlanta a Los Ángeles para ser entrevistado en un famoso programa de televisión.
Quince minutos después de haber llegado al trailer, estoy sentado en el sofá comiendome mis trozos de bacon antes de que llegue Jenn, para impedir que me desaparezcan del plato.
Si yo estoy agobiado, la pobre Jenn está a punto de sufrir un ataque. Casi ni descansa y tiene el doble de escenas que yo. Ahora mismo está grabando una con Liam, en el bosque.
Cojo mi ordenador y miro mi Twitter. Me extraña no tener ningún mensaje directo. En el único descanso de la escena de esta mañana, he podido coger el portátil y he hablado con la chica que al parecer se llama Ana. Parece simpática, aunque creo que se estaba riendo un poco de mí, pero no me molesta. El último mensaje se lo mandé yo, y no lo ha respondido.
Cuando termino de comer, lavo los platos y limpio un poco el trailer. Sé que todas las mañanas el equipo de limpieza se encarga de limpiar, pero yo soy un fanático que no puede vivir sabiendo que no limpia.
Alguien da unos golpes en la puerta del trailer y, cuando abro, me encuentro con el ‘chico de los recados’ de Francis, como cada noche.
-Josh, mañana van a comer todos los actores juntos en una pizzería que hay al final de la calle. Me han pedido que te avisara. Aunque no va Francis, va casi todo el equipo de rodaje.
-Gracias Jack, allí nos vemos.


Pasan las horas y, aunque sé que debería dormir, no puedo conciliar el sueño. Además, mañana tengo todo el día para recuperar horas de sueño. En algún momento entre las 9 y las 11, Jenn llega y, sin decir una palabra, se va a dormir. Cuando son las 11 y cuarto recibo la respuesta al mensaje que le mandé a Ana.
Es extraño, si son las 11, en España deben de ser las 5 de la mañana. ¿Qué hace despierta a estas horas? Aunque parezca descortés, la curiosidad me mata y acabo preguntándole.
‘¿Puedo preguntarte que haces despierta a estas horas? Según mis cálculos, aún no ha amanecido en tu país, ¿no?’
‘Efectivamente. Son las 5.30 de la mañana. Ayer me acosté a las 6 de la tarde y ya he dormido suficiente’
‘¿Alas seis?’
‘Sí. Estaba hecha polvo. Tuve un día difícil...’

‘¿Quieres desahogarte y contarme tu día difícil?’

lunes, 8 de julio de 2013

Capítulo 8 - Ana

-¡¿Que has hecho qué?! – me quedo con la boca abierta aún con el teléfono en una mano y la bolsa de macarrones en la otra.
-No sabía que decirle – consigue responder Estefi entre sollozos – En ese momento me he dado cuenta de que no estaba preparada, así que le he dicho que no.
-Pero si esta mañana parecías segura, ¿por qué ahora no…?
-Pues porque tu estúpido ex ha mencionado a Juan y algo sobre que va a volver. Eso me ha llenado de dudas Ana.
-¿Y por qué no le has pedido un tiempo?
-¡¿QUÉ?! – Estefi parece escandalizada por mi proposición y me tengo que alejar el teléfono del oído para que no me deje sorda – Ana, eso fue lo que me dijo Juan antes de dejarme. ¡No podría pedirle tiempo a nadie! Y menos a Álex.
-Estefi, si se lo explicaras creo que lo comprendería.
-No. Tú no has visto su cara, verlo así me ha... roto...
Pero Estefi no puede terminar su frase. Comienza a llorar con fuerza.
-No, Estefi yo... No llores... Verás como... Para, por favor – entre sollozo y sollozo intento tranquilizarla, pero es imposible.
Entonces un timbrazo en el móvil hace que me sobresalte.
-Estefi espera, tengo otra llamada.
Pulso el botón para hablar con la otra persona y noto como se me cae el mundo sobre la cabeza.
-Hola, Álex – contesto, dudando.
-Si no estabas segura, ¿por qué me dijiste que se lo dijera? ¿Y cómo sabías lo que siento por ella?
-Lo segundo, se te notaba. Lo primero, - suspiro sin saber que decirle ahora al chico ya que, en parte, es mi culpa – lo siento, Álex. Anoche y esta mañana parecía convencida de que sentía algo por ti pero... Lo siento tantísimo, Álex.
-¿Que estaba segura? Pues no lo parecía cuando me ha dicho que lo sentía y que aún no estaba preparada.
-Lo sé, Álex. Todo ha sido por culpa de Adrián. Cuando ha dicho que Juan iba a volver... Bueno, Estefi no sabe que pensar de eso.
-Pues si aún siente algo por Juan no podría estar tan segura de que siente algo por mí hace menos de...
-¡Para de una vez, Álex! ¡Si quieres saberlo todo con detalles llámala a ella, no a mí!
-¿Ana? ¿Qué hablas? - me quedo petrificada - ¿Estás hablando con Álex? ¿Qué dice?
-Odio mi móvil - digo dejándome resbalar por la pared – Llámalo, por favor. A mí me está poniendo de los nervios.
Me separo el móvil de la oreja y cuelgo ambas conversaciones, de Álex ni me despido. Mi móvil me la ha vuelto a jugar, otra vez. Ya es la segunda en esta semana que mezclo más de una conversación. Definitivamente, tengo que comprarme otro rápido.

Miro el reloj del móvil, son las seis de la tarde. Por otro lado, le dedico una rápida mirada a la bolsa de macarrones que tengo preparada en la mano. He perdido el apetito. Me levanto y recojo la cocina sin terminar de cocinar. Después garabateo una nota a mis padres en la que les digo que ni se les pase por la cabeza despertarme y me subo a mi habitación a dormir lo que queda de este desastroso domingo de octubre.

sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo 7 - Josh

-Ya está, mensaje enviado. Me he disculpado por no conocer la respuesta.
Acabo de mandarle un mensaje directo a la chica y me siento un completo inútil.
-No te amargues, Josh. - dice Jenn a mi lado, la cual parece querer comerse la pantalla del ordenador intentando aprender algo de Twitter – Seguro que te perdona – añade con tono irónico.
-Muy graciosa, Jenn – la empujo y cae de espaldas sobre el sofá.
No tardo ni dos segundo en recibir mi castigo por haberla empujado. Unas manos cogen el ordenador de la mesa. Salgo corriendo detrás de ella y la sigo fuera del trailer.
-¡Jennifer devuélvemelo!
Pero ella es mucho más rápida que yo y llega enseguida al trailer de Sam, que tiene la puerta abierta. Ésta comienza a cerrarse, aunque por suerte llego justo a tiempo para impedirlo, interponiendo mi pie. Entro al trailer de Sam, cojeando y lo veo salir de la cocina. Sin embargo no hay rastro de Katniss.
-¿Dónde está?
-¿Quién? - pregunta Sam con la boca llena de comida.
-¿No te cansas de comer?
-No – dice sentándose en el sofá - ¿Por qué?
Oigo unas risas debajo de la mesa. Le hago un gesto a Sam para que no hable y me agacho sin hacer ruido. Levanto la manta que cubre la mesa y me encuentro con Katniss, destornillándose de risa con mi ordenador.
-Trae – digo quitándoselo de las mano - ¿de qué te ríes?
-De lo que te escriben tus fans – consigue decir Jenn entre risas.
A Sam también le da un ataque de risa y noto como me pongo colorado. Por suerte, una voz grave me rescata de ese apuro:
-¿Se puede saber qué hacéis aun aquí? - los tres nos giramos y nos encontramos con Francis Lawrence – Venga, deprisa. Tenéis que grabar las entrevistas. Pensaba que estabais ya con los estilistas.
Los tres salimos juntos del trailer, pero antes de ir a que nos maquillen voy corriendo a soltar mi ordenador. Cuando regreso, Sam me espera sonriente.
-¿Y Jenn? - digo mirando a ambos lados.
-Se ha ido. Necesita más preparación que tú o que yo, Josh.
Nos ponemos en camino hacia el escenario que han preparado para grabar las entrevistas.
-¿Qué hay del misterioso problema y de la chica? - pregunta tras un rato de silencio – Me parece una tontería que te comas el coco por esas cosas Josh.
-A mí también me parece una tontería. Ni siquiera sé por qué respondí a la pregunta, supongo que estoy cansado de ser tan soso con las fans.
-Sí, la verdad es que eres uno de los famosos más misterioso de Twitter – Sam suelta una sonora carcajada y después añade con tono teatral: - The pencil is red, ¿qué significa eso, Josh?
-Cállate – digo golpeándole las costillas con el codo.
El hecha mano de su experiencia como actor y se retuerce de dolor. Algunas personas que pasan por nuestro lado, tanto actores como gente de equipo técnico, se quedan mirándonos sorprendidos.
-No es nada, ta sabéis cómo es de gracioso – digo con una falsa sonrisa, después me giro y lo observo, tirado en el suelo – Sam levantate, me estás dejando en ridículo.
Sam me obedece y ahora sus aullidos de dolor son sustituidos por nuevas carcajadas.
-Ahora no aguantas ni una broma, ¿eh?
Sacudo la cabeza, resignado por la poca madurez de mi compañero.

-Démonos prisa o Farncis nos matará – digo comenzando a correr.