martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo 22 - Ana

Sé que no suelo hablar por aquí, pero tengo que anunciaros algo. Últimamente he subido capítulo todos los días pares, cosa que ahora me es IMPOSIBLE. Así que he decidido hacer los capítulos más largos y subir, como mucho, dos a la semana (martes y sábados). Espero que este os guste. Un saludo ^^



Cuando abro los ojos me encuentro con las familiares paredes de mi habitación. Me incorporo y me froto con fuerza los ojos. Miro el reloj y no me extraña ver que es ya casi la una de la tarde. Ahora que mis padres no están puedo dormir todo lo que quiera; sin embargo me sorprende ver que he conseguido dormir una noche entera sin despertarme.
Me levanto de la cama y no puedo evitar coger el móvil y encenderlo. El sueño que tuve me ha recordado que tengo muchas pendientes, como promesas de no dejar de hablar nunca con alguien.
Tengo cerca de cincuenta llamadas y el doble de mensajes. Leo algunos por encima. Casi todos son de Estefi, Juan, Adrián y Álex. Las llamadas también incluyen a mis padres. Por suerte mi actividad en Twitter es menor, a excepción de los mensajes directos. Son muchísimos y casi todos de la misma persona: Josh.
Los leo por encima. Me pregunta por qué no contesto y, a pesar de haber roto mi promesa, sigue preguntándome que tal me ha ido todos los días y contándome qué tal le ha ido a él en los rodajes. Esto me forma un nudo en la garganta. Se ha preocupado por mí, al igual que todos mis amigos. Yo, sin embargo, me he pasado toda la semana encerrada en mi casa y sólo salía para ir al instituto, donde estaba más bien ausente.
Contesto rápidamente a algunos de los mensajes de Josh. Le pido disculpas y le prometo que esto no volverá a ocurrir. Ahora le mando un mensaje a Estefi y a Álex en el que les pido perdón y les pido quedar para hablar con ellos. Ninguno me responde inmediatamente como esperaba que hicieran. Estefi tal vez esté tan enfadada que tenga que pensar. Pero, ¿y Álex? Intento no pensar mucho en el tema y voy a la cocina a comer algo. De camino me encuentro con un trozo de papel en el suelo, me agacho y lo leo.
“Buenos días. Anoche te quedaste dormida y no queríamos despertarte ni Álex ni yo, así que te llevamos a tu cuarto y nos marchamos. Álex te ha fregado los platos, es de lo más perfeccionista. Vamos a comer en 'Green Rule' a las 3.00, cuando hay menos gente. Espero verte allí. Un beso, Josh”
Aún boquiabierta dejo caer el papel. No fue un sueño. Todo ocurrió de verdad. Adrián vino para regañarme por haberme comportado de tal modo esta semana cuando Josh nos interrumpió. La sorpresa, unida al cansancio y a no haber comido nada en días y al estrés habían hecho que me desmayara. Después Adrián se había marchado y yo me había quedado durmiendo en el sofá, junto a Josh. 
En ese momento suena mi móvil y contemplo quién es. No puedo evitar suspirar. Si mi cabeza no me falla, prometí responder a esta llamada.
-¿Sí?
-Por fin. Llevo toda la mañana llamándote. Ya estaba cogiendo las llaves para ir a tu casa.
-Acabo de despertarme.
-¿Cómo has dormido? - parece preocupado, así que decido no ser muy borde con él esta vez.
-Como hace mucho que no dormía.
-¿Quieres que vayamos a comer juntos y hablamos? O a desayunar, si es lo que prefieres.
-No puedo. Lo siento, Adrián.
-¿No puedes o no quieres?
-Yo...
-Ah, vale. Ya lo entiendo. Has quedado con el chico ese de ayer, ¿no? ¿No era el actor con el que estabas tan obsesionada? - noto un tono divertido en su voz, lo que hace que se me quite un peso de encima.
-Sí, es él. Y sí, me ha dicho de ir a comer más tarde.
-De acuerdo. No hay problema.
-Adrián, ¿estás bien?
-Tranquila, no lo estoy diciendo con ironía. No todos los días un actor famoso va a cruzar el océano Atlántico para visitarte. Diviértete.
No me da tiempo a despedirme si quiera. Ya ha colgado.
Entro en la cocina, cojo un paquete de galletas y me preparo un vaso de leche con cacao. Apenas he empezado a comer cuando alguien llama a la puerta.
Voy corriendo a abrirla y, nada más hacerlo, una figura cae sobre mí, abrazándome.
-¡No vuelvas a hacerme esto! - grita en mi oído.
-Lo siento – digo riéndome y feliz de que, a pesar de todo, no haya dudado ni un segundo en venir corriendo en cuanto a recibido el mensaje.
Cuando se separa de mí me fijo en algo que no había visto esta semana. Está diferente. Está radiante. Parece más feliz que nunca.
-¿Podemos pasar? - pregunta, sin apartar esa sonrisa de su cara.
-¿Podemos?
Entonces miro detrás de ella. Al otro lado de la puerta, con la vista clavada en el suelo, hay un chico rubio, alto y realmente guapo.
-Sujétame, creo que voy a volver a desmayarme.- digo, al mismo tiempo que el chico levanta la mirada.
-¿Estás bien? – pregunta Estefi preocupada.
-Habéis vuelto.
No es una pregunta, pero aun así, Estefi asiente, agachando la cabeza y clavando la mirada en el suelo.
-Hace tres días. Te llamé para decírtelo pero no me contestabas.
-Genial – digo, sin intentar ocultar la ironía – Pasad, sentaos.
Entramos en mi salón y me siento en un sofá mientras Juan y Estefi se sientan en el otro.
-Esto va a matar a Álex – le reprocho.
-Ya lo sabe. No quiere volver a hablarme.
-No me sorprende. Te dejó – digo señalando a Juan con el dedo. Estefi abre la boca para protestar, pero le hago un gesto para que no me interrumpa – Álex te ayudó y empezó a quererte como algo más que a una amiga. Te apoyaba mientras que tú sólo lo utilizabas para llorar sobre su hombro.
-Ana... - comienza Juan.
-¡No me interrumpas! Le dije que te dijera lo que sentía y tú le rechazaste por lo que Adrián dijo cuando nos encontramos con él en el parque. Él intentó fingir que no había pasado nada. Vuelve nuestro amigo Juan y tú vuelves con él. ¿Pretendes que siga hablándote?
Nos quedamos en silencio. Un silencio que sirve para que recapacite sobre todo lo que acabo de decir. Enseguida me arrepiento.
-Vale, me he pasado. Eres libre de hacer lo que quieras y yo, como una buena amiga que soy, debo entenderlo y aceptarlo y apoyarte y todo eso. Los siento. Llevo una semana encerrada aquí sin decir lo que pienso.
-Estefi – dice Juan, cogiendo su mano - ¿Puedes dejarnos un momento a solas?
Estefi lo mira insegura, pero finalmente asiente.
-Voy al baño – dice justo antes de desaparecer por la puerta.
-Ya te lo expliqué el otro día – comienza Juan – No sabes lo mal que lo ha pasado esta semana. Estaba muy preocupada por ti y lo que menos necesita ahora es que le eches el sermón por haberme perdonado.
-Juan...
-La quiero. Estos meses que he pasado alejado de ella han sido los meses más largos de mi vida. Intenté olvidarla pero me ha sido completamente imposible, Ana. Por favor, dame una oportunidad. Hazlo por ella.
Clavo la mirada en el suelo. Juan había sido mi mejor amigo desde que éramos pequeños. Nuestros padres se conocían. Fui yo quien se lo presenté a Estefi, fui yo quien los vi enamorarse uno del otro, fui yo la que odió a Juan más tarde. Pero no fue porque dejara a Estefi, fue porque también me dejó a mí. Mis padres sabían que se iba de viaje y no me dijeron nada porque él se lo pidió. Eran mis padres los que me informaban de cómo le iba por Barcelona y habían sido mis padres los que me habían contado la razón por la cual Juan había vuelto cuando llegué el lunes a casa. Me dijeron que sus padres se habían separado y él había decidido regresar con su padre. Ahora yo sabía la verdadera razón de por qué había vuelto en lugar de quedarse allí. Quería estar cerca de Estefi.
Levanto la mirada y la clavo en sus ojos.
-Sabes que siempre te daría una oportunidad, Juan. Sé que la quieres.
-¡Por fin! - ambos nos damos la vuelta para ver a la loca de mi mejor amiga saltar por encima del sofá y darme un abrazo.
-¿No se supone que estabas en el baño?
-¿Desde cuándo le hago yo caso a nadie? - pregunta, guiñándole un ojo a Juan, quien pone los ojos en blanco. - Bueno, ¿qué hay de tu vida? ¿Estás muy perdida?
-¿Quieres alucinar? - le pregunto.
-¿Qué ha pasado? - pregunta con el ceño fruncido.
-Adivina quién está en la ciudad.
Ella me mira interrogante, llena de curiosidad. Me levanto corriendo y voy a la cocina, cuando regreso al salón, le tiendo el papel que he recogido. Mientras lee, abre mucho los ojos y finalmente se queda boquiabierta.
-No me lo creo.
-¿Qué pasa? - pregunta Juan desde el otro sofá.
-¡JOSH HUTCHERSON HA VENIDO A ESPAÑA A VERLA! - grita.
Salta al otro sofá, dejando una visible huella negra, y cae sobre su novio Se funden en un beso y yo bajo la mirada.

Josh Hutcherson ha venido a España para verme. Ha estado diez horas subido en un avión para ver una chica con la que sólo ha hablado por Twitter. ¿Desde cuándo hace la gente esto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario