Sé que no suelo hablar por aquí, pero tengo que anunciaros algo. Últimamente he subido capítulo todos los días pares, cosa que ahora me es IMPOSIBLE. Así que he decidido hacer los capítulos más largos y subir, como mucho, dos a la semana (martes y sábados). Espero que este os guste. Un saludo ^^
Cuando abro los ojos me encuentro con las familiares paredes
de mi habitación. Me incorporo y me froto con fuerza los ojos. Miro el reloj y
no me extraña ver que es ya casi la una de la tarde. Ahora que mis padres no
están puedo dormir todo lo que quiera; sin embargo me sorprende ver que he
conseguido dormir una noche entera sin despertarme.
Me levanto de la cama y no puedo evitar coger el móvil y
encenderlo. El sueño que tuve me ha recordado que tengo muchas pendientes, como
promesas de no dejar de hablar nunca con alguien.
Tengo cerca de cincuenta llamadas y el doble de mensajes. Leo
algunos por encima. Casi todos son de Estefi, Juan, Adrián y Álex. Las llamadas
también incluyen a mis padres. Por suerte mi actividad en Twitter es menor, a
excepción de los mensajes directos. Son muchísimos y casi todos de la misma
persona: Josh.
Los leo por encima. Me pregunta por qué no contesto y, a
pesar de haber roto mi promesa, sigue preguntándome que tal me ha ido todos los
días y contándome qué tal le ha ido a él en los rodajes. Esto me forma un nudo
en la garganta. Se ha preocupado por mí, al igual que todos mis amigos. Yo, sin
embargo, me he pasado toda la semana encerrada en mi casa y sólo salía para ir
al instituto, donde estaba más bien ausente.
Contesto rápidamente a algunos de los mensajes de Josh. Le
pido disculpas y le prometo que esto no volverá a ocurrir. Ahora le mando un
mensaje a Estefi y a Álex en el que les pido perdón y les pido quedar para
hablar con ellos. Ninguno me responde inmediatamente como esperaba que
hicieran. Estefi tal vez esté tan enfadada que tenga que pensar. Pero, ¿y Álex?
Intento no pensar mucho en el tema y voy a la cocina a comer algo. De camino me
encuentro con un trozo de papel en el suelo, me agacho y lo leo.
“Buenos días. Anoche te quedaste dormida y no queríamos
despertarte ni Álex ni yo, así que te llevamos a tu cuarto y nos marchamos.
Álex te ha fregado los platos, es de lo más perfeccionista. Vamos a comer en
'Green Rule' a las 3.00, cuando hay menos gente. Espero verte allí. Un beso,
Josh”
Aún boquiabierta dejo caer el papel. No fue un sueño. Todo
ocurrió de verdad. Adrián vino para regañarme por haberme comportado de tal
modo esta semana cuando Josh nos interrumpió. La sorpresa, unida al cansancio y
a no haber comido nada en días y al estrés habían hecho que me desmayara.
Después Adrián se había marchado y yo me había quedado durmiendo en el sofá,
junto a Josh.
En ese momento suena mi móvil y contemplo quién es. No puedo
evitar suspirar. Si mi cabeza no me falla, prometí responder a esta llamada.
-¿Sí?
-Por fin. Llevo toda la mañana llamándote. Ya estaba cogiendo
las llaves para ir a tu casa.
-Acabo de despertarme.
-¿Cómo has dormido? - parece preocupado, así que decido no
ser muy borde con él esta vez.
-Como hace mucho que no dormía.
-¿Quieres que vayamos a comer juntos y hablamos? O a
desayunar, si es lo que prefieres.
-No puedo. Lo siento, Adrián.
-¿No puedes o no quieres?
-Yo...
-Ah, vale. Ya lo entiendo. Has quedado con el chico ese de
ayer, ¿no? ¿No era el actor con el que estabas tan obsesionada? - noto un tono
divertido en su voz, lo que hace que se me quite un peso de encima.
-Sí, es él. Y sí, me ha dicho de ir a comer más tarde.
-De acuerdo. No hay problema.
-Adrián, ¿estás bien?
-Tranquila, no lo estoy diciendo con ironía. No todos los
días un actor famoso va a cruzar el océano Atlántico para visitarte.
Diviértete.
No me da tiempo a despedirme si quiera. Ya ha colgado.
Entro en la cocina, cojo un paquete de galletas y me preparo
un vaso de leche con cacao. Apenas he empezado a comer cuando alguien llama a
la puerta.
Voy corriendo a abrirla y, nada más hacerlo, una figura cae sobre
mí, abrazándome.
-¡No vuelvas a hacerme esto! - grita en mi oído.
-Lo siento – digo riéndome y feliz de que, a pesar de todo,
no haya dudado ni un segundo en venir corriendo en cuanto a recibido el
mensaje.
Cuando se separa de mí me fijo en algo que no había visto
esta semana. Está diferente. Está radiante. Parece más feliz que nunca.
-¿Podemos pasar? - pregunta, sin apartar esa sonrisa de su
cara.
-¿Podemos?
Entonces miro detrás de ella. Al otro lado de la puerta, con
la vista clavada en el suelo, hay un chico rubio, alto y realmente guapo.
-Sujétame, creo que voy a volver a desmayarme.- digo, al
mismo tiempo que el chico levanta la mirada.
-¿Estás bien? – pregunta Estefi preocupada.
-Habéis vuelto.
No es una pregunta, pero aun así, Estefi asiente, agachando
la cabeza y clavando la mirada en el suelo.
-Hace tres días. Te llamé para decírtelo pero no me
contestabas.
-Genial – digo, sin intentar ocultar la ironía – Pasad,
sentaos.
Entramos en mi salón y me siento en un sofá mientras Juan y
Estefi se sientan en el otro.
-Esto va a matar a Álex – le reprocho.
-Ya lo sabe. No quiere volver a hablarme.
-No me sorprende. Te dejó – digo señalando a Juan con el
dedo. Estefi abre la boca para protestar, pero le hago un gesto para que no me
interrumpa – Álex te ayudó y empezó a quererte como algo más que a una amiga.
Te apoyaba mientras que tú sólo lo utilizabas para llorar sobre su hombro.
-Ana... - comienza Juan.
-¡No me interrumpas! Le dije que te dijera lo que sentía y tú
le rechazaste por lo que Adrián dijo cuando nos encontramos con él en el
parque. Él intentó fingir que no había pasado nada. Vuelve nuestro amigo Juan y
tú vuelves con él. ¿Pretendes que siga hablándote?
Nos quedamos en silencio. Un silencio que sirve para que
recapacite sobre todo lo que acabo de decir. Enseguida me arrepiento.
-Vale, me he pasado. Eres libre de hacer lo que quieras y yo,
como una buena amiga que soy, debo entenderlo y aceptarlo y apoyarte y todo
eso. Los siento. Llevo una semana encerrada aquí sin decir lo que pienso.
-Estefi – dice Juan, cogiendo su mano - ¿Puedes dejarnos un
momento a solas?
Estefi lo mira insegura, pero finalmente asiente.
-Voy al baño – dice justo antes de desaparecer por la puerta.
-Ya te lo expliqué el otro día – comienza Juan – No sabes lo
mal que lo ha pasado esta semana. Estaba muy preocupada por ti y lo que menos
necesita ahora es que le eches el sermón por haberme perdonado.
-Juan...
-La quiero. Estos meses que he pasado alejado de ella han
sido los meses más largos de mi vida. Intenté olvidarla pero me ha sido
completamente imposible, Ana. Por favor, dame una oportunidad. Hazlo por ella.
Clavo la mirada en el suelo. Juan había sido mi mejor amigo
desde que éramos pequeños. Nuestros padres se conocían. Fui yo quien se lo
presenté a Estefi, fui yo quien los vi enamorarse uno del otro, fui yo la que
odió a Juan más tarde. Pero no fue porque dejara a Estefi, fue porque también
me dejó a mí. Mis padres sabían que se iba de viaje y no me dijeron nada porque
él se lo pidió. Eran mis padres los que me informaban de cómo le iba por
Barcelona y habían sido mis padres los que me habían contado la razón por la
cual Juan había vuelto cuando llegué el lunes a casa. Me dijeron que sus padres
se habían separado y él había decidido regresar con su padre. Ahora yo sabía la
verdadera razón de por qué había vuelto en lugar de quedarse allí. Quería estar
cerca de Estefi.
Levanto la mirada y la clavo en sus ojos.
-Sabes que siempre te daría una oportunidad, Juan. Sé que la
quieres.
-¡Por fin! - ambos nos damos la vuelta para ver a la loca de
mi mejor amiga saltar por encima del sofá y darme un abrazo.
-¿No se supone que estabas en el baño?
-¿Desde cuándo le hago yo caso a nadie? - pregunta,
guiñándole un ojo a Juan, quien pone los ojos en blanco. - Bueno, ¿qué hay de
tu vida? ¿Estás muy perdida?
-¿Quieres alucinar? - le pregunto.
-¿Qué ha pasado? - pregunta con el ceño fruncido.
-Adivina quién está en la ciudad.
Ella me mira interrogante, llena de curiosidad. Me levanto
corriendo y voy a la cocina, cuando regreso al salón, le tiendo el papel que he
recogido. Mientras lee, abre mucho los ojos y finalmente se queda boquiabierta.
-No me lo creo.
-¿Qué pasa? - pregunta Juan desde el otro sofá.
-¡JOSH HUTCHERSON HA VENIDO A ESPAÑA A VERLA! - grita.
Salta al otro sofá, dejando una visible huella negra, y cae
sobre su novio Se funden en un beso y yo bajo la mirada.
Josh Hutcherson ha venido a España para verme. Ha estado diez
horas subido en un avión para ver una chica con la que sólo ha hablado por
Twitter. ¿Desde cuándo hace la gente esto?
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